Kenza Layli, una influencer virtual marroquí con casi 200.000 seguidores, defensora del empoderamiento femenino en el ámbito tecnológico, se coronó como la primera ganadora del concurso Miss Inteligencia Artificial (Miss AI). Ataviada con un hiyab y un vestido dorados, Layli conquistó al jurado no solo por su belleza virtual, sino también por su mensaje inspirador y su “gran consistencia facial” y “alto nivel de detalle en manos, ojos y ropa”.
El certamen, desarrollado exclusivamente en redes sociales, premió a Layli con 13.000 dólares, además de programas de mentoría en IA y servicios de relaciones públicas. La influencer virtual superó a sus rivales, Lalina (Francia, con casi 120.000 seguidores) y Olivia C (Portugal, con algo más de 12.000 seguidores), otras influencers virtuales (un fenómeno en franca expansión) quienes también cuentan con miles de seguidores en Instagram.
A través de sus publicaciones, los creadores de estas participantes virtuales las imaginaron en actividades cotidianas como observar las estrellas, cenar en restaurantes e incluso viajar por el mundo.
Las concursantes de Miss IA no solo se enfocaron en la estética, sino que también aprovecharon su plataforma para defender causas sociales como la conservación de los océanos y los derechos del colectivo LGTBI.
Layli, en particular, se destacó por su mensaje de empoderamiento femenino en el campo de la tecnología, desafiando el statu quo y promoviendo un futuro más inclusivo para las mujeres.
Controversias y desafíos
A pesar de su innovador formato y mensaje positivo, Miss IA no ha estado exento de críticas. Algunos señalan la falta de diversidad corporal entre las participantes, todas jóvenes y delgadas, siguiendo los cánones de belleza tradicionales. Sally-Ann Fawcett, jueza del certamen, reconoció la necesidad de mayor inclusión y expresó su deseo de cambiar estos estereotipos desde adentro, enfocando la valoración en los mensajes sociales y no en la apariencia física.
