La cebolla es la tercera hortaliza más popular en Estados Unidos, donde el consumo per cápita es de aproximadamente 350 camiones cargados y utilizados cada día, de acuerdo a una reciente investigación de la Facultad de Ciencias Agrícolas, del Consumidor y Ambientales de la Universidad Estatal de Nuevo México.
De acuerdo a los datos aportados por el informe, “el consumo de cebolla fresca y almacenada en EE.UU. ha aumentado más del 60 por ciento en las últimas dos décadas, de 51,7 kilogramos por persona en 1980 a aproximadamente 83 kg. por persona en 2000″.
Según la Asociación Nacional de la Cebolla, las cebollas se utilizan con mayor frecuencia para realzar los sabores en una amplia gama de recetas: guisos, pizzas, sopas y ensaladas, recoge la investigación realizada.
La misma entidad indica que los aros de cebolla, las flores de cebolla, otros aperitivos de cebolla, las cebollas caramelizadas y la clásica sopa de cebolla francesa siguen siendo usos populares de las cebollas en los restaurantes.
Como guarnición, la cebolla “se utiliza en sándwiches, wraps y también en la cocina clásica estadounidense. Se estima que entre el 15 y el 18 por ciento de las cebollas se procesan para su uso en alimentos preparados como salsas, sopas y aperitivos. Las cebollas también se procesan para consumo en fresco. Las cebollas peladas, rebanadas, cortadas en cubitos y en trozos van directamente a la industria de servicios alimentarios”, sostiene.
Cuáles son los beneficios del consumo de cebolla
Las cebollas tienen una sorprendente cantidad de azúcar natural: una cebolla contiene aproximadamente 8 gramos. Esto ayuda a que ofrezcan un perfil de sabor único y “un buen equilibrio entre sabor y dulzura”, manifiesta Vijaya Surampudi a USA Today, médica y nutricionista clínica de UCLA Health en California. Agrega que las cebollas también son “ricas en fitonutrientes y antioxidantes“, que pueden mejorar la presión arterial y reducir la inflamación y el colesterol.
Estas no son las únicas propiedades de las cebollas: son una verdura rica en nutrientes y varios tipos de proteínas, vitaminas y minerales como magnesio, fósforo, zinc, niacina, tiamina, vitamina A y biotina. “También contienen potasio, que favorece la hidratación y reduce la inflamación; además de folato, que favorece la función de los neurotransmisores y la regulación del estado de ánimo”, asegura a USA Today la Dra. Uma Naidoo, directora de psiquiatría nutricional y de estilo de vida del Hospital General de Massachusetts y psiquiatra nutricional formada en Harvard, autora del libro “Calma tu mente con comida”.
Las cebollas también tienen un alto contenido de sulfuros de alilo, que según las investigaciones pueden mejorar el riesgo de desarrollar cáncer y enfermedades cardíacas.
“Las cebollas tienen un alto contenido de vitamina C, que es excelente para la salud de la piel, y manganeso, que ayuda al cuerpo a crear tejido conectivo”, declara en este caso Kristina Cooke, dietista registrada en la Academia de Nutrición y Dietética para el mismo medio norteamericano. Por último, las cebollas también proporcionan una gran fuente de fibra dietética, que sin duda que puede ayudar con la salud digestiva, el control del peso y la regulación del azúcar en sangre.