Tras su separación, Pía Slapka volvió a enamorarse y asegura: “Vivo el amor desde un lugar muy libre”

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Empezó a trabajar de modelo cuando era chica. Tenía 15 y así podía ayudar económicamente a su familia. “Somos cinco hermanos y no alcanzaba con el trabajo de mi papá. Después mis padres se separaron y con lo que yo ganaba ayudaba a mi mamá. Un día la acompañé a cambiar un regalo a una casa de ropa infantil que le habían hecho a mi hermano recién nacido, estaba la dueña y me ofreció modelar para la marca”, cuenta Pía Slapka (41), conductora y mamá de Benjamín (16) y Gerónimo (12). A fines de 2017 y tras más de diecisiete años juntos, Pía se separó del empresario Paul García Navarro.

–¿Es difícil ser madre de varones adolescentes?

–A mí me encanta ser mamá de varones porque me identifico mucho con algo de lo masculino. Mi gran desafío es adaptarme a cada etapa que van atravesando y estar disponible en el momento que ellos me necesitan. No es lo mismo cuando los padres están juntos que cuando están separados, pero con Paul nos llevamos muy bien y estamos atentos. Ser madre te desafía constantemente.

–¿Cómo tomaron los chicos tu nuevo noviazgo? [En el verano, Pía oficializó su noviazgo con el empresario gastronómico Daniel Gabrielli].

–Fui y soy muy cautelosa, aún hoy no compartimos muchas cosas los cuatro. Tenemos una relación sólida con Daniel, pero creo mucho en el camino de la consolidación. Yo no tengo apuro, creo que así estamos bien. Me costó mucho volver a ponerme de pie después de la separación.

–Conociste a Paul cuando tenías 18 años. Imagino que no debe haber sido nada fácil volver a apostar al amor.

–Reconozco que me costó mucho. Trabajé mucho para abrirme a otra persona. Yo apostaba al matrimonio para toda la vida. La terapia me ayudó a tomarme mi tiempo para reencontrarme conmigo misma, conocerme… Tenía que descubrir quién era, cuáles eran mis fortalezas y debilidades; qué me gustaba después de la separación.

–¿Qué te transmitió Daniel que te enamoró?

–Pasó mucho tiempo desde que nos conocimos hasta que comenzamos a salir. Me atrapó su forma de expresarse, su sensibilidad. Yo soy una persona sensible, pero él tiene otro tipo de sensibilidad que me complementa.

–¿Se siente distinto el amor a los 40?

–Sí, soy nueva en esto de ser novia. Vivo el amor desde un lugar muy libre. Hoy concibo estar en pareja sin tener que estar pegoteada todo el tiempo. Compartir desde otro lugar es lo que me hace bien a mi edad.

–¿Cómo se siente él con la exposición de tu trabajo?

–Yo tengo un bajo perfil, pero él entiende la dinámica de mi trabajo: capaz debo suspender un plan que teníamos porque me salió un compromiso de último momento.

–Que lo hayas conocido justo cuando cumplías 40 debe haber disipado cualquier crisis de la edad…

–A mí me encanta cumplir años. Cumplí 40, pero estoy muy conforme con el camino recorrido, aunque siempre sea una persona en construcción. Ahora me reconozco mucho más segura. Después podés ir a la parte frívola y decir: “¡Uh, llegaron los 40, el cuerpo está distinto!”, pero creo que eso depende más de las miradas de los demás.

NUEVOS CAMINOS

Este año Pía decidió dejar la agencia Multitalent que pertenece a su ex. “No fue fácil después de tantos años, me pareció que era necesario para empezar una nueva etapa profesional. Estoy muy abocada a mis redes sociales y me encanta. La tecnología, bien usada, es una herramienta espectacular. Una debe adaptarse para no quedar desconectada. Antes me contrataba una marca y yo transmitía lo que ellos querían y hoy es un poco al revés: la marca te busca por lo que representás”, asegura.

–¿Extrañás el modelaje?

–Nada. Lo disfruté muchísimo, me dio mucho y estoy muy agradecida. Desde los 30 sabía que a los 40 no quería estar más en la pasarela y empecé a buscar otros caminos, comencé a hacer cursos, estudié locución tres años, aunque no me recibí porque justo me agarró la pandemia. La hermana mayor de Pía, María de la Paz, es monja misionera, y otro de sus hermanos vive en Medjugorje (Bosnia), famoso lugar por las apariciones de la Virgen María. Su papá Alfredo murió en 2005 y su mamá María Julia en 2019. “Es un dolor que sólo entienden las personas que lo viven. Fue un tsunami emocional, mi mamá ya había sufrido un ACV, había algo de su esencia que ya no estaba, pero cuando murió sentí como si me amputaran una parte del cuerpo. Sabés que no está más, pero la sentís”.

–¿Fue fuerte para vos la decisión de vida de tu hermana?

–Fue duro porque éramos carne y uña, hablábamos cinco veces por día. Fue tremendo para mí porque sentí que perdía todo eso. Después entendí que encontró su vocación y sigue siendo ella, pero mejor. A pesar de vivir en mundos totalmente distintos, nos miramos y nos entendemos. Tenemos charlas muy profundas.

–¿Cómo maridaste vos tu espiritualidad con una carrera competitiva y frívola como el modelaje?

–Creo que la competencia está en todas las profesiones, pero los valores que mis padres me inculcaron me dieron mucha fortaleza para mantenerme en un mismo carril, dormir tranquila con lo que hice y poder mostrarles a mis hijos mi trabajo. Nunca tuve un escándalo y eso me hace sentir muy orgullosa.

Producción: Paola Reyes Andaur

Peinado: Cristian Rey (@cristianreystyle).

Maquillaje: Irene Arcieri (@irearcieri)

Agradecimientos: Jardín Escondido by Coppola, Vitamina (@vitamina_oficial), Mono Fuk (@mono.fuk) y Pandora (@theofficialpandora)

 

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