Poco fascinante sucedió en la 11ª ronda de la indiscutible defensa del título de Canelo Álvarez contra Terence Crawford. Posteriormente de tantas preguntas sobre si el ídolo mexicano podría romper lentamente a su retador estadounidense, sucedió lo contrario. Crawford rompió a Canelo.
Crawford, que ya había demostrado ser demasiado elegante, demasiado inteligente y demasiado esquivo para Canelo en el transcurso de las rondas anteriores, comenzó a descargar clips extendidos de munición de cuero en el campeón, que no tuvo una réplica sustancial sino para sacudir la capital.
Sin requisa, esta no fue la caza de la capital de la capital que los fanáticos se han acostumbrado a ver del hombre de 35 abriles, el conocido despectivo que les dice a los opositores que no han abollado ni siquiera que se rascaran la armadura. Canelo no estaba sacudiendo la capital en Crawford; Estaba sacudiendo la capital cerca de sí mismo, con disgusto.
Sobre, y más, el Crawford, de 37 abriles, estaba aterrizando a las izquierdas del siniestro: rectas, uppercuts, ganchos. Incapaz de deslizar o rodar estos golpes como lo haría, Canelo se conformó con suspiros. La realización se había establecido: era demasiado tarde. Esos disparos y ganchos del cuerpo esporádicos a los brazos no habían respetado la pena. Las primeras explosiones de ataque de Crawford en las rondas, y la diversión sensata tarde tenía valió la pena. Para Canelo, la pelea se había ido. Sus títulos se habían ido.
Más intencionalmente, tal vez, había sufrido la humillación de ver a Crawford aventurarse ambiciosamente en su país, tanto la división de 168 libras como Las Vegas en el fin de semana de independencia mexicana, y triunfo. El resultado aún no fue oficial, por supuesto, y siempre había la posibilidad de un cuadro de puntuación afortunado, pero seguramente el mundo del combate entendería, independientemente, que Crawford había ganadería esta pelea.

Se esperaba que el hilo estilístico de este enfrentamiento fuera tirado de un costado a otro, en el postrero crecer de la pelea: la presión de Canelo pero poderosa y rencorosa, contra el conjunto de pies de la flota de Crawford, el tiempo impecable y la astuta selección de disparos. Y ese fue el caso, con el postrero conjunto de habilidades y el enfoque ganando.
Todo lo que quedaba era para que Michael Buffer lo confirmara, y como lo hizo, incluso los miles de mexicanos en el Allegiant Stadium tuvieron que aceptar la efectividad y ofrecer elogios a Crawford.
Igualmente vale la pena proponer que, en la acumulación, la frase “una pelea que nunca pensamos que veríamos” estaba fuertemente torcida como una toalla retorcida. No, no pensamos que lo veamos, pero no porque fuera un enfrentamiento fascinante pero la imperfecto; Más acertadamente, casi nada había cruzado las mentes de los fanáticos oportuno a la disparidad masiva de peso entre los protagonistas. En este sentido, Canelo vs Crawford fue quizás el primer ejemplo vivo del casamentero saudí Turki Alalshikh priorizando sus deseos sobre los de los fanáticos, y sobre lo que tenía sentido.

Era un choque colosal, sí, pero asimismo ideado. Sin requisa, eso se olvidaría si se entregó en el ring o si la puesta de Crawford valiera la pena en una ciudad para el conjunto. La pelea llegó a la vida tarde, dio paso a la mejor vencimiento de Crawford, por lo que no se recordarán cualquier fallas con el emparejamiento.

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Esta era historia. Ese término a menudo se arroja como un azahorro por encima, pero aquí, se ajusta a los guantes que trataron la derrota de Canelo. Crawford es ahora el primer campeón indiscutible de tres peso de la era moderna. Por otra parte, es un campeón de cinco pesos, yendo uno mejor que Canelo, cuyo segundo reinado indiscutible en 168 lb terminó aquí. Pero lo más impresionante, Crawford logró esta correr al ir dos clases de peso por encima de su mayor inicial, arriesgando a un icoro pugilista que se desliza demasiado cerca del abrasador del sol de Nevazón.
Aún así, Canelo asimismo se arriesgó, poniendo su orgullo y dote en la cadeneta contra un hombre más pequeño. Eso no debe olvidarse, y tan viable como es conversar del rendimiento y el logro de Crawford, Canelo luchó acertadamente en temporadas y jugó su papel en esta incertidumbre que define la época. Si tan solo tomara más riesgos en la pelea en sí, como lo hizo Crawford.

Pero en verdad, el dote de Canelo ya está seguro. Muchas veces ha tomado riesgos, y ha regresado de las derrotas ayer. Su actividad es uno de sus mejores activos, y se debe retornar al ring dos veces en 2026. Los números son confusos, pero si no ganó $ 100 millones esta incertidumbre, lo habrá hecho al final de su acuerdo con los sauditas.
Queda por ver si Crawford alguna vez pisará un anillo. En esta incertidumbre, al demostrar que simplemente está en otro nivel para Canelo, asimismo llevó su dote a otro nivel.
Campeón de cinco pesos. Rey indiscutible de tres peso. Invicto. Terence “Bud” Crawford tomó todo de Canelo, y puede que no le quede falta en este deporte.